¿Has pensado alguna vez por qué ese alimento que tan bien le ha ido a tu amiga para perder peso a ti no te funciona? ¿Por qué no rindes tanto en una clase de spinning como otros compañeros? o ¿Por qué después de comer te sientes con el estómago hinchado?
Para encontrar respuesta a estás cuestiones solo hemos de echar una miradita al pasado…“No somos lo que comemos, somos lo que comieron nuestros ancestros”- José Enrique Campillo en su obra el Mono Obeso (Ed. Drakontos). Esta frase encierra un enorme significado, ya que nos coloca el pasado más ancestral como humanos, como base para la alimentación del futuro. Y es que todos hemos oído hablar alguna vez que a cada persona le sientan mejor determinadas comidas, que unas toleran mejor un alimento, mientras que a otras puede serle muy perjudicial.
Según los investigadores James y Peter D’Adamo la buena o mala asimilación de los alimentos está condicionada por nuestro grupo sanguíneo.Toda la vida cuidando el consumo de hidratos, las grasas, sumando y restando calorías de aquí y de allá, y al final descubrir que por tu grupo sanguíneo tienes una predisposición a favor y/o en determinados alimentos
Existen 4 grupos sanguíneos: 0 / A / B /AB y, según esta teoría, el pertenecer a uno determinado nos caracteriza no sólo a la hora de donar y recibir una transfusión de sangre, sino también de cara a la alimentación.
Las primeras investigaciones sobre el asunto, a principios de la década de los ochenta, descubrieron que todos los grupos sanguíneos humanos no surgieron a la vez, sino que unos lo hicieron antes que otros. Así, la variedad sanguínea que hoy existe es fruto de los cambios en las actividades, los hábitos y las costumbres del hombre, en su adaptación al entorno a lo largo de la historia y en cómo, resultado de todo lo anterior, fueron modificándose sus hábitos de alimentación.
El 1º en aparecer fue el grupo 0, con 40.000 años (aprox.) de antigüedad se remonta al hombre de cromagnon, fueron los primeros pobladores cazadores y nómadas. Es el grupo más extendido y principalmente “carnívoro”.
Características del tipo 0
– Tienen un sistema inmunitario potente y muy activo.
– Tendencia a una actividad tiroidea lenta
– Tienen un aparato digestivo muy eficiente capaz de metabolizar dietas ricas en proteínas: carnes magras, pescado y marisco.
– Dificultad de adaptación a nuevas condiciones ambientales y nutricionales
– Se sienten bien con actividad física regular e intensa
Años y años después (entre 25.000-15.000 años) con el descubrimiento de la agricultura el hombre se asienta y no depende solo de la caza, momento en el que aparece el grupo A, consumidores de cereales y legumbres.
Carácterísticas del tipo A
– Tienen un sistema inmunitario vulnerable
– Buena adaptación a condiciones ambientales y nutritivas estables
– Se encuentran a gusto con una actividad física relajante, tipo yoga, tai-chi, pilates…
– Tienen un aparato digestivo frágil que tolera mal la carne, la harina de trigo, la leche y los lácteos, y al que le va mejor una dieta vegetariana rica en cereales y legumbres.
Una vez asentado el hombre sigue su evolución y aprende a domesticar y criar animales, desarrollándose la ganadería y cuyo alimento principal es lo que viene de ella: leche, queso… lo que hizo aparecer el grupo sanguíneo B, los que mejor tolerancia tienen a los lácteos.
Características tipo B
– Tienen un sistema inmunitario activo,
– Se sienten bien con actividades físicas moderadas y equilibradas: bicicleta, natación…
– Poseen un aparato digestivo eficiente que le permite seguir una dieta variada y equilibrada con leche y lácteos, pero son poco tolerantes a los embutidos, la carne de cerdo, el marisco, las semillas y los frutos secos.
De la suma de estos dos últimos grupos surge el AB, el más moderno y al que menos gente pertenece, pero también el que más y mejor asimila todo tipo de alimentos.
Características del tipo AB
– Con un sistema inmunitario vulnerable
– Tienen facilidad de adaptación a las condiciones de vida modernas
– Su actividad física debe exigirle esfuerzos moderados
– Con un aparato digestivo frágil, precisa una dieta mixta moderada y tolera mal las carnes rojas, la pasta, las alubias y los frutos secos.
Como ves todo ocurre por un motivo, todo está escrito en nuestro “antiquísimo y ancestral” cuerpo; tal vez ahora podamos entender muchas cosas, como porqué no perdemos peso o nos sentimos hinchados después de comer; tal vez esto nos haya ayudado a descubrir a qué grupo sanguíneo pertenecemos sin necesidad de un análisis de sangre.
Teniendo siempre presente que el cuerpo que hoy lucimos es exactamente el mismo que el de nuestro abuelo el Cromagnon, que nuestra alimentación primaria nos la ha dado y lo sigue haciendo la naturaleza, seamos responsables con nuestro diseño evolutivo y nutrámonos de lo que la tierra nos ofrece. Es obvio que por cuántos más procesos químicos haya pasado un alimento, peor asimilación tendrá para nuestro organismo, pudiendo degenerar en graves dolencias, totalmente evitables.
El futuro está en el pasado.