El primer paso hacia la prevención está dado al ubicar la fuente de peligros. Durante centenas de años, los humanos hemos incorporado nociones cada vez más ajustadas acerca de los peligros a los que estamos sometidos por el hecho de habitar en este mundo.
Nadie adopta conductas de prevención a menos que tema recibir un daño. El agua, en sus múltiples manifestaciones adquiere a veces una apariencia mansa, tranquila, inofensiva. Los incautos pueden ceder a la tentación de creer que el espejo de agua es todo. Que no existe profundidad, que no hay trampas ocultas en el fondo, dando vueltas en un recodo, en un inesperado movimiento o aumento súbito de caudal etc. Sin embargo el agua ofrece muy a menudo sorpresas y es empujada por otras poderosas y menos visibles fuerzas de la naturaleza. Aún en la piscina menos llamativa o en la simple y pequeña bañera de la casa, las sorpresas acuáticas son posibles y no siempre terminan en hechos agradables. Sólo una fina conciencia acerca de la peligrosidad que es propia del agua, latente o a la vista, permitirá a grandes y chicos disfrutar de todas las facetas benéficas del medio acuático.
Autor: Oscar Morales